Categoría: Aspectos técnicos
01/11/2012

Cómo ahorrar calefacción en tu hogar



La llegada de Noviembre nos recuerda que el invierno está a la vuelta de la esquina y, con el nuevo horario, inauguramos oficialmente la temporada de calefacción en España.

En esta época del año los radiadores se convierten en uno de los elementos imprescindibles del hogar y que debemos tener en cuenta de cara a su buen funcionamiento porque ¿sabías que la calefacción supone casi la mitad del gasto de los hogares españoles? A la hora de elegir un sistema de calefacción hay que tener en cuenta factores como las costumbres familiares, los gastos generales, la zona donde está nuestra casa, las características del edificio, su aislamiento, etc. Todo ello afectará a la eficacia de un sistema u otro.

Usar calefacción de gas natural es recomendable para inmuebles situados en climas fríos porque permite tener una temperatura constante y regular independientemente cada estancia.

Para climas más templados y viviendas más pequeñas se aconseja el uso de sistemas de calefacción eléctrica. A primera vista puede parecernos un sistema caro pero, sin embargo, es la alternativa más idónea para las viviendas en las que no se puede o no conviene realizar instalación para gas. Además, hay que destacar que no necesitan instalación costosa y que su uso suele ser menos frecuente.

Si lo que queremos es un método más innovador nuestra mejor opción es la calefacción radiante. Hoy en día muchas viviendas ya incluyen este método como parte de la memoria de calidades pero si no es así y queremos instalarlo es importante tener en cuenta el presupuesto. Y es que para disponer de un suelo radiante implica una reforma de gran tamaño; hay levantar el suelo, abrir las paredes e incluso el techo. Eso sí, entre las ventajas más relevantes hay que recordar que este tipo de calefacción distribuye el calor de manera uniforme por toda la casa pero de forma indirecta así que es ideal para ambientes muy fríos sin necesidad de resecar la estancia.

Reducir el importe de la factura está a nuestro alcance y podemos conseguirlo aplicando unos sencillos hábitos de consumo como, por ejemplo, encender la calefacción después de ventilar la casa y apagarla por las noches o evitar el colocar objetos encima de los radiadores para garantizar su rendimiento. Debemos recordar que la temperatura ideal en invierno se encuentra entre los 19ºC y los 21ºC y que, por cada grado que aumentamos, el consumo de energía asciende en un 7%.

En este caso, para controlar el gasto, una buena opción puede ser recurrir a las nuevas tecnologías y utilizar termostatos o sistemas de regulación para conseguir la temperatura exacta que buscamos. Pero, si lo que queremos es emplear un método más tradicional, lo mejor es invertir en aislamiento con elementos como ventanas de doble cristal para evitar fugas de calor, cajetines de persianas que no tengan rendijas o un buen aislamiento térmico en techos y paredes. Gracias a estos pequeños gestos nos podemos llegar a ahorrar hasta un 50% del consumo energético.

Además si eres de los afortunados que tienen una chimenea en su casa puedes usarla para ahorrar, una de las mejores alternativas para focalizar la energía sin que nuestra factura se vea incrementada.

Este invierno, no dejes que la factura de la calefacción te deje helado


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